Hace un mes que nos mudamos. Ellas con nosotros, nosotros con ellas.No ha sido fácil. Al esfuerzo y estrés de una mudanza que ha pretendido ser aprovechada para eliminar innecesarios, hay que sumarle el tema de mover las múltiples macetas que alojábamos en el jardín principalmente. Durante la semana de cierre de cajas y de eliminar no imprescindibles las he descuidado, ha hecho calor pero acababa tan rendida que a sabiendas de que necesitaban cierta atención no he podido prestársela. Algunas han sufrido y no han superado el cambio. No tanto el transporte, que siempre es estresante, sino porque no las había preparado para ello. Me siento responsable, he fallado una vez más. Reconocerlo está bien, enmendar lo que se pueda también, y aprender de ello mejor. Pero más allá de esto no. Cuando la mente empiece a jugárnosla sacando culpa como cuando saca pecho pero a la inversa, hay que atarla corto y frenarla, porque ya no nos sirve. Dolor de corazón por el descuido sí, pero sufrimento y enrocarse en eso no. Fuera.
Dicho esto hay que enteder que para ellas es duro. Se suma al cambio de ubicación, encajar en el pequeño espacio de transporte, apretamiento, movimiento infrecuente y adaptación a un nuevo medio. El proceso merece respeto y es importante reconocerlo y acompañarlas en él. En nuestro caso además se suma el que no estamos viviendo en el nuevo espacio, las hemos dejado sola. las siento lejos, aunque vayamos a verlas. Pero todo es para bien, poco a poco pasaremos muchas de esas macetas a tierra, a una tierra buena, les buscaremos la compañía adecuada de ejemplares afines y seguiremos cuidándolas en nuestro nuevo hogar, ya suyo. Su espacio ya definitivo, donde enraizar sin límites, dónde brindar sus frutos, mostrar su lustre y compartir con ellas nuestro proyecto común "plantas en el camino" para ayudar a los que se atrevan a recuperar sus ojos de plantas.
Bien, saquemos el aprendizaje. He pensado resumirlo en errores y aciertos.
Errores:
1) No planificar suficiente su viaje: Son parte de la mudanza, deben estar en la lista o merecer una lista aparte.
2) Descuidarlas: Es tanto el trabajo con las cajas y llegar a tiempo a todo, que las descuidé, no las miré lo suficiente ni observé sus necesidades.
3) No dejarlas donde alguien pueda dañarlas: Las fui sacando al jardín y algunos pintores volcaron alguna pequeña, o incluso me encontré hojas pisoteadas. Fue un dolor, pero hay que entender que ellos están en lo suyo y quizás no tienen los ojos de plantas..
Aunque los errores son fascinantes, por lo que aportan a la mejora, también hay que reconocer los aciertos. A eso vamos:
Aciertos:
1) Funcionan estupendamente esas cajas/cajones de plástico para acarrear verduras o frutas. En caso de no disponer, cajas de cartón con la parte inferior como base. Ellas están más seguras y también el vehículo y el dueño del mismo sufre menos con la limpieza
2) Hice personalmente la mayor parte de los viajes con ellas.
En aquellos que no hice me aseguré muy bien cómo iban y di las instrucciones pertinentes. Mucho cuidado con la conducción, que no son cajas de objetos, llevamos seres vivos!
3) A la llegada un poco de agua les alivia del estrés del viaje. Y esa mirada nuestra, en su nuevo espacio, es casi vital. Para nosotros y para ellas.
También pondría en positivo que las mudanzas nos permiten poner en orden todos los materiales de jardinería, filtrar aquello menos útil para retirarlo, y ser consciente de lo que tenemos, normalmente mucho más de lo que necesitamos.
Aprovechar para vaciar esa macetas con tierra, unificar espacios, que en jardinería es fácil descontrolarse y tener materiales repartidos por el jardín y otros rincones.
Recapitular me sirve para futuros movimienos, aunque espero tardar unos añitos en repetir la experiencia ;-). Hemos movido unas 150 macetas, creo que es suficiente por una temporada....
Espero que a ti también te sirva. Si me lo dices en comentarios o nos cuentas tu experiencia, nos animarás el día ;-)
Comments